Mi nueva Pentax K1-II
Jose Barrena, 27 de Julio del 2018
Por fin, después de mucho tiempo dejándose querer, la Pentax K1-II se ha venido a vivir conmigo hace unos días, empezando una relación de pareja que espero sea larga e intensa, y me de tantas alegrías como las que ya he tenido desde que estamos juntos.
Desde que vino a casa ya llevamos dos bodas, varias sesiones de retrato, dos salidas nocturnas, alguna que otra práctica de la escuela de fotografía en la que estoy estudiando y una cobertura del rally de la Baja Aragón (puedes ver aquí algunas fotos que hice). He probado diferentes configuraciones de objetivos cortos y largos, luminosos y oscuros, y puedo decir alto y claro que la satisfacción es plena. Pero antes de seguir os pongo un poquito es situación.
Mi primera cámara, allá por 1.991 ya fue una Pentax. Por aquel entonces yo era un crío y no tenía ni idea de fotografía, pero me apetecía conocer este mundo, y para ello me documenté en una revista temática que encontré en la biblioteca de mi barrio. También me asesoraron en varias tiendas especializadas de Zaragoza, entre ellas Camera e Imesa, cuyos respectivos cierres años más tarde lamenté profundamente. Por todos lados me hablaban de que había por entonces tres marcas principales en el mercado no profesional, Nikon, Canon y Pentax, siendo que esta tenía muy buenas críticas por la calidad de las ópticas, aunque bien era cierto que Nikon y Canon se vendían más.
Con esa información me fui a Andorra a pasar el día y allí adquirí mi querida P-30, que aún hoy conservo, que sigue funcionando perfectamente, y que incluso se viene conmigo a los cursos de fotografía que imparto, porque me gusta enseñarla a los alumnos. Tengo pendiente volver a retomar algún día (puede que sea algún año) la fotografía analógica, que ahora tengo muy abandonada.
Ha llovido mucho desde entonces, y varias Pentax han pasado (y lo seguirán haciendo) por mis manos. Hoy puedo decir que de momento soy monomarca, pero he tenido dos momentos de crisis en ese sentido. Uno fue cuando di el paso de la analógica a la digital en 2009 (un poco tarde, lo sé, es lo que tiene ser un poco romántico y algo clásico), y tuve serias dudas sobre si continuar o no con la marca, habida cuenta que tanto en lo comercial como en lo productivo, Pentax se había dormido totalmente en los laureles, siendo claramente adelantada no sólo por Nikon, Canon sino también por otras marcas que empezaban a reclamar su trozo del pastel.
Hoy me alegro de la valentía que tuve de haberme comprado aquel año la Pentax Kx (de un color azul que me gustó bastante poquito), decisión que tomé básicamente para poder seguir usando los objetivos que ya tenía. En realidad, por aquel entonces yo no albergaba aspiraciones profesionales, ni me imaginaba que hoy podría estar ganándome la vida gracias a la fotografía (de haberlo sabido seguramente me hubiera ido a otra marca con más presencia en el mercado) pero, efectivamente, la Kx me dio muchas fotos hermosas, se vino conmigo a muchos viajes todavía como amateur, y me sirvió para crecer aún más como fotógrafo.
Fue poco después, en 2011, cuando ocurrió. El fabricante de impresoras y fotocopiadoras Ricoh compró Pentax, y empezó a poner dinero encima de la mesa con el fin de recuperar el puesto de relevancia que la marca había tenido en el mundo de la fotografía décadas atrás. Desde entonces, no han parado de salir cuerpos y lentes de una calidad y prestaciones de primer nivel, y Pentax ha ido poniéndose poco a poco a la altura de las grandes marcas, con las que ya está totalmente igualada en aspectos como la calidad de imagen, las prestaciones o sobre todo los precios.
En 2016 me hice con la Pentax K3-II, el buque insignia de la marca en el formato APSC. Un buen cuerpo con el que yo pensaba que ya estaban cubiertas mis necesidades de fotógrafo aficionado. No fue el caso, ya que tal como os he contado anteriormente este año he viajado al mundo de la fotografía profesional y necesitaba otras prestaciones que sí que me aporta mi nueva K1-II.
No obstante, el camino es largo y Pentax tiene todavía algunos puntos débiles que corregir, como la conectividad e interactuación con dispositivos varios, sobre todo flashes de gama media; el escaso mercado de segunda mano en lo que concierne a material de las últimas dos décadas (no sólo se ha vendido poco, sino que se detecta un alto nivel de satisfacción entre los usuarios de la marca, los cuales no se ponen a desprenderse de su equipo fácilmente); la falta de un acuerdo con el fabricante de objetivos Tamron, o la no presencia en su catálogo de cámaras sin espejo de gamas media/alta, por ejemplo. Poco a poco se va poniendo las pilas y a fuerza de volver a sacar excelentes cuerpos de cámara y auténticos cristales pata negra, Pentax ya está ahí, en muy primera línea junto a Sony (la nueva chulita del barrio del panorámica fotográfico actual) y Nikon, ésta en serios problemas económicos actualmente.
La actual K1-II viene a ser un restilyng del anterior modelo, la ya estupenda K1, que ya era una cámara puntera en en mercado de las FF (podéis ver el ranking que hace DXO, y en la que todavía no aparece la K1-II; ya veremos cómo queda cuando salga), y a la que le han mejorado el motor de enfoque, el rendimiento a ISOS altos y la evolución al nuevo sistema Pixel Shift dinámico. El resultado os lo podéis imaginar, brutal.